Caprichos infantiles
¿Queremos que nuestros hijos se conviertan en reyes, que no encuentren lÃmites ni restricciones, y que se conviertan en personas insatisfechas e impacientes o, por el contrario, queremos inculcarles un mÃnimo de autoridad y de lÃmites? Todos los niños tienen tendencia a ser caprichosos. Y de no tomar medidas, podrÃan tener una rabieta a la más mÃnima negativa a la que se enfrenten. En este artÃculo veremos cómo evitar esto y cómo limitar las crisis de lágrimas y rabietas de los niños.
Un buen número de padres tiende a ceder ante los niños al menor capricho y con ello van más allá de sus propias necesidades y exigencias. ¿Por qué razón? La primera razón es la dificultad que encuentran para establecer reglas claras y precisas de disciplina. Pero también ocurre por temor a suscitar una reacción negativa en los niños o las ganas de proteger al niño de cualquier frustración y el "inevitable" sentimiento de culpabilidad posterior. Otros, debido al ritmo de vida que llevan, han instaurado una relación basada en regalos para hacerse perdonar por tan prolongadas ausencias.
Todas estas actitudes llevan a formar a un niño indisciplinado, insatisfecho y caprichoso, que no seguirá las reglas, no participará, no se implicará y, sobre todo, lo querrá todo y lo querrá enseguida. AsÃ, no tolerará negativas y adoptará rabietas al menor signo oposición de sus padres o de su entorno.
Ser claro y firme sobre las principales reglas
Es importante que los padres instauren reglas inamovibles para los niños tales como permanecer sentado y atado en el asiento del coche, dar la mano por la calle, acostarse a una hora establecida, comportarse correctamente en la mesa,... reglas que difieren de una familia a otra según las exigencias de cada una, pero que deben ser firmes.
Permanecer sereno frente a los lloros de nuestro hijo
Es importante que los padres aprendan a comprender si el niño llora por un motivo justificado o no, y sepan lidiar con él, si es un capricho. En caso de ser un capricho, el adulto no debe darle importancia a ese lloro. Muchas veces, el niño se pone caprichoso para llamar la atención, para haceros cambiar de opinión o para haceros ceder.
Enseñar al niño a saber esperar
La espera le permite al niño aceptar mejor la frustración y aprender a ser paciente. El niño debe saber que no se puede tener siempre una gratificación inmediata. La espera no dificulta el desarrollo psicológico del niño, sino todo lo contrario: contribuye a su fortalecimiento.
Enseñar a vuestros hijos a saber esperar es una de las pruebas más bellas de amor que vosotros podáis darles para su formación y para su futuro devenir como adulto.
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