Sarampión
El sarampión es una de las enfermedades de las niños más temidas por los padres. Está clasificada entre las enfermedades infantiles, ya que generalmente sólo afecta a los niños. Al ser un virus contagioso, el sarampión se contrae al aire libre. El virus se propaga por el aire, a través de los estornudo de un enfermo infectado por el sarampión. Así, una persona no inmunizada podría ser contaminada por la respiración. Es por ello que hay que alejar a los niños que no la hayan padecido de las personas infectadas por el sarampión.
El riesgo de muerte por esta enfermedad no proviene del sarampión en sí mismo, sino de las posibles complicaciones que puede arrastrar. Es por ello que los padres deben estar muy alertas y no tomar a la ligera esta enfermedad ya que el sarampión es aún una enfermedad peligrosa para los niños, que puede llegar a causarles la muerte. En África y Asia la gripe es una enfermedad con un elevado porcentaje de muertes.
Los síntomas del sarampión
La persona infectada por el sarampión no manifiesta ningún signo de enfermedad durante los diez días siguientes a la infección. Es la fase de incubación. Después de este periodo, aparece una alta fiebre en el niño, acompañada a menudo de otros síntomas como flujo nasal, tos u ojos rojos.
Pequeños puntos de color rojo aparecen posteriormente en la cara, y se propagan progresivamente en manos y pies. Estas manchas pueden estar acompañadas de picores. Los vómitos, aunque son muy raros, pero pueden sobrevenir en esta enfermedad.
Tratamiento y prevención
Si los signos característicos del sarampión se manifiestan en el niño, la primera cosa que hay que hacer es consultar al médico. Actualmente no existe ningún tratamiento contra el sarampión, pero sí hay tratamientos para evitar las complicaciones eventuales y también para atenuar los síntomas de la enfermedad. Se le prescribirá entre otras cosas vitamina A para reducir los riesgos de infección del cerebro, antibióticos en caso de una infección bacteriana, etc. El reposo total es muy recomendable para los pacientes afectados por el sarampión. El niño deberá también beber mucha agua y alimentarse convenientemente.
La vacunación es la única prevención contra el sarampión. La vacuna contra el sarampión fue descubierta hace cuarenta años, aproximadamente. El niño deberá ser vacunado hacia su primer año de edad. Recibir una segunda vacunación es, en ocasiones, necesario para que el pequeño esté totalmente inmunizado durante toda su vida contra esta enfermedad.
Esta vacuna está a menudo asociada con otras vacunas, como la rubéola o las paperas, otras dos enfermedades infantiles. Por último aclararemos que un niño que haya sido afectado por el sarampión, una vez superada la enfermedad estará totalmente inmunizado para ese virus de por vida.
|