Consejos de educación
Sé un buen modelo de comportamiento
Los niños imitan lo que tú haces. Por eso, debes ser todo un ejemplo de respeto, de dignidad, de cortesÃa, de honradez, de buen juicio, de compasión, de emotividad sana o de cualquier otro comportamiento o actitud que quieres que ellos adopten. Lo primero es predicar con el ejemplo.
Expresa claramente lo que quieres que hagan
Con los niños pequeños la vida no puede ser una serie interminable de "no", "no hagas esto" o "déjalo". Es importante enseñarles a los niños lo que no deben hacer, pero también mostrarles que tipo de comportamiento es el adecuado. En otras palabras, cuando pidas al niño que deje de realizar cierto comportamiento, explica lo que deberÃa reemplazarlo.
Destaca la buena conducta
Pasa a veces que un mal comportamiento atrae más tu atención que una buena conducta. Pero los cumplidos animan a la buena conducta. Un "muy bien, has recogido tus juguetes" o "me gusta como compartes tu juguetes con tu hermano" será de gran ayuda para el pequeño.
Explica la razón por la que pides las cosas
Si el niño sabe la razón de tus demandas, podrá obedecerte más rápidamente... o tal vez no. Pero, a la larga, los niños perciben que su comportamiento arrastra efectos y consecuencias. Asà aprenden también a tener en cuenta el punto de vista de los demás.
No mezcles las emociones y la disciplina
En ocasiones los padres se sienten cansados e irritables. Si, en ese preciso momento los niños se portan mal, la combinación es nefasta. Antes de reaccionar asÃ, cuenta hasta tres, retén el impulso inicial y piensa bien en lo que vas a decirle. La disciplina debe ser una estrategia bien organizada para orientar a los niños, y no una reacción emocional.
Hable con normalidad, sin gritar
Los niños ignorarán los gritos si es lo único que oyen. En una familia donde todo se basa en gritos, los niños dejan de escuchar. Si tienes algo que decir al niño, hazlo normalmente. Deja que las palabras, y no la intensidad de la voz, transmita el mensaje. De esta manera, cuando tengas que gritar en una situación urgentemente (por ejemplo, si un niño se lanza a la carretera corriendo detrás de una pelota), te oirá y reaccionará enseguida.
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